Hola, Ven ven, Te llevo:

Siempre he pensado que el año 2011 fue crucial en mi vida: terminé la carrera de abogado, me incorporé por tiempo completo al despacho, pero también me di tiempo para estudiar las cosas que me interesaban, como creación de cuento, batería y clown. A veces me sorprende cómo es que tenía tiempo para hacer tantas cosas. Tal vez ayudaba el que la oficina estuviera en el Centro y era más fácil trasladarse a varios lados.

Sí, la oficina de Gante 4, que conociste, a dónde Efrén te llevó por primera vez, aquella tarde cuando nos conocimos.

De aquella oficina salía a toda velocidad los miércoles por la tarde a clase de Creación Literaria en Casa del Lago, ahí escribí varías historias que me gustan, como Te Quiero M, sobre los vendedores de discos del Metro de la CdMx, que fue publicada, o Mis Estaciones, un ejercicio sobre el paso del tiempo y cómo visualizas el transcurso de tu vida como las 4 estaciones del año, esta última no fue publicada, pero esta disponible en mi blog https://imagenesdefantasmas.blogspot.com/

Los viernes, más tranquilo, acudía a Clown, nunca pensé que me gustaría la actuación o el teatro, pero cuando vi los ejercicios y la energía que manejaban quedé encantado, era algo nuevo, algo que tenía que hacer.

También tomé otros talleres como el de Spoken Word en la Biblioteca Vasconcelos, ahí conocí la música del Chojin, ¿por qué lo digo? porque el título de esta entrada son las 3 primeras canciones del disco que sacó aquel año, y con el que vino al siguiente, cuando fuimos a verlo al extinto Salón Bombay (¿sabías que el lugar quebró porque no quisieron pagar la renta?).

Te conocí en agosto, tal vez, no recuerdo bien la fecha, era viernes y estabamos concluyendo labores, Martha y los otros chicos hacían preguntas y yo trataba de emitir una opinión, no sabía que estabas en la sala de espera, frente al escritorio de Trini. Cuando pasé por ahí para ir al baño, te vi. Tu cabello se veía café, y tú estabas encorvada, no pude ver tu rostro.

Todos se fueron, yo me quedé esperando para ir a mi clase de Clown o a alguna otra cosa, normalmente hacía tiempo para poder irme de fiesta, ya que salíamos a las 3 pm. Salí a comprar unas cervezas y ahí te vi, sentada con Efrén, esta chica es muy guapa, pensé, y los saludé de regreso, los invité a subir a la oficina para que siguieran tomando.

En la oficina, tú y yo tuvimos buena química, ya que teníamos gustos musicales parecidos. Recuerdo que pusiste la canción de Interpol Obstacle 1, y me gustó, yo te mostré un video de patinetas donde salía esa rola. Traté de impresionarte con otras cosas, pero recuerdo lo del Festival de Poesía en Voz Alta, al que te invité, pero no quisiste ir.

Nos despedimos más tarde, un poco ebrios los 3, dentro del metro Bellas Artes, me dijiste que vivías en Hogares de Atizapán, yo no tenía idea de donde estaba ése lugar.

Los siguientes fueron días veloces, recuerdo que nos agregamos a Facebook y me emocionaba verte conectada, fue ahí que intenté invitarse a lo de Poesía en Voz Alta, según recuerdo.

Después entraste a trabajar con nosotros, recuerdo cuando acudiste a la entrevista con Yara, llevabas un suéter verde o azul aquamarina que resaltaba el verde de tus ojos y tu cabello rubio. El sol entraba de tal forma que todo aquello era un conjunto bellísimo: tú sentada en la sala de espera, rodeada de expedientes y cajas viejas. Te saludé y te adelanté algunas preguntas de tu entrevista, tú sonreíste con aquella boca tan dulce, y me miraste con interés, atenta a mis palabras, a mi boca y a mis manos.

El trabajo fue tuyo, te presentaste a trabajar y vivimos un mes tenso, ¡diablos, yo estaba casi seguro de que te gustaba pero no sabía qué hacer! A veces te invitaba a comer algo muy modesto, y en alguna ocasión acudimos juntos a una audiencia.

Nuestro primer beso fue frente a todo el despacho, mientras comíamos después de la caminata a la Villa, el 7 de octubre de 2011, yo iba tenso desde el taxi a la Cantina, porque no sabía cómo pedírtelo o si aquel sería el día que nos animaríamos. Ambos buscamos sentarnos uno junto al otro, platicamos, bebimos, y llegado el instante te pregunté, ¿te importaría si te beso? Tú dijiste que no, que adelante, y nuestras bocas se unieron, fue como si una vieja profecía se cumpliera, como si por fin el destino nos hubiera traído desde muy lejos a ese momento y esa fecha.

Salimos borrachos perdidos de aquel lugar, nos besamos en cada farola, como canta Joaquín Sabina, y nos dieron las 10 y las 11, tuvimos que ir hasta tu casa, tomamos un San Pedro que pasaba toda la noche, como siempre afirmaste, en el camión quise tocarte las nalgas y te enojaste, me dijiste que tendríamos que ser novios, y yo acepté sin rechistar.

Aquella noche dormí en la camioneta de tu mamá, porque ella se molestó de que llegaras ebria y yo me meara bajo su ventana ¡Vaya presentación! A la mañana siguiente bajaste y dentro de la camioneta comentabas triste que lo nuestro no era posible. Yo te vi ahí, tan hermosa, tan tú, y no pude aceptarlo. En el parque te cargué; afuera de la Comer me tiré al piso... creo que era un tipo muy artístico en esos tiempos.

Regresé a casa con un tierno beso tuyo y las huellas de tus tenis sobre los míos, aún recuerdo aquel camión enorme bajando por Atizapán, las colinas, y los cerros quebrados a los que yo llamo cañadas, vaya viaje largo hasta el Rosario. Vaya viaje largo el nuestro...





















Comentarios

  1. Es la historia más hermosa hecha realidad, no recordaba tanto de ese día!!! Sin duda volvería a vivirla.

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