2 octubre 2020
Ojalá que mis besos por la mañana, envuelta en tus cobijas aquellas madrugadas frías de Cahuacan, sobrevivan. Que tu pecho desnudo perlado de sudor recuerde mi espalda, mis hombros y mis labios, y tus manos recuerden la medida de mi cuerpo, de mi sexo, de mis nalgas y mis piernas. Que mi olor perdure en tu recuerdo, que se queden las risas, los abrazos y los besos, las caminatas largas en el sol, la mañana, la tarde y la noche, a la orilla del mar, al borde del camino, en la Ciudad y en la naturaleza. Que aquellos sueños míos que fueron tuyos, y viceversa, signifiquen y no caduquen, que todas esas aventuras y esas risas hayan dado sentido a nuestros días juntos. Que hallen un lugar en tu corazón y tu memoria. Pero más importante aún, que todo lo bueno perdure y lo malo se haga bruma que se aleja sobre la laguna de Bacalar, que aquellos enojos, desesperación, miedo y llanto no existan más, no signifiquen, no se hallen más en ti. Que no vivas esos recuerdos, que no recuerdes esa vid...