2 octubre 2020

Ojalá que mis besos por la mañana, envuelta en tus cobijas aquellas madrugadas frías de Cahuacan, sobrevivan. Que tu pecho desnudo perlado de sudor recuerde mi espalda, mis hombros y mis labios, y tus manos recuerden la medida de mi cuerpo, de mi sexo, de mis nalgas y  mis piernas. Que mi olor perdure en tu recuerdo, que se queden las risas, los abrazos y los besos, las caminatas largas en el sol, la mañana, la tarde y la noche, a la orilla del mar, al borde del camino, en la Ciudad y en la naturaleza. Que aquellos sueños míos que fueron tuyos, y viceversa, signifiquen y no caduquen, que todas esas aventuras y esas risas hayan dado sentido a nuestros días juntos. Que hallen un lugar en tu corazón y tu memoria.

Pero más importante aún, que todo lo bueno perdure y lo malo se haga bruma que se aleja sobre la laguna de Bacalar, que aquellos enojos, desesperación, miedo y llanto no existan más, no signifiquen, no se hallen más en ti. Que no vivas esos recuerdos, que no recuerdes esa vida.

Que cuando pienses en mí seas feliz y rías, no sientas por mí, pena ni lástima. Que sepas que estoy bien y te quiero, que te recuerdo siempre, y añoro tu recuerdo, y que aquellas letras que escribí y que nunca leíste, se vuelvan ecos de esas llamadas que no pude o no quise contestar, que no signifiquen, que no se hallen, que no existan más.

Que Gilberto te amó con locura, como pudo, como pensó que debía ser, con miedo, inseguro, incompleto, pero sincero. Que fue una época loca, mágica y esplendorosa, como no habrá otra. Que lo siento, pero ya no importa. Que te extraño, pero ya no significo nada. Que aquel mensaje que esperaba no llegó nunca, pero tarde o temprano entendería que la respuesta estaba en mi, ya no en ti.

Y que me gustaría desearte lo mejor con él, pero no, siendo sincero no quiero que seas feliz ni completa, ni segura; pero eso no es por envidia ni rencor, si no porque ciegamente confío que así volverás más pronto conmigo.

Que las calles oscuras de nuestros primeros andares juntos, no sean más que la antesala de dulces sueños y vívidos recuerdos de lo bueno que pasó.

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